Los tomates secos son un ingrediente versátil y delicioso que se puede utilizar en una variedad de recetas. Ya sea que los agregues a ensaladas, pastas, pizzas o salsas, los tomates secos aportan un sabor intenso y concentrado que eleva cualquier plato. Aunque puedes comprar tomates secos en el supermercado, hacerlos en casa es muy fácil y te permite controlar el proceso de secado para obtener el resultado perfecto. En este artículo, te mostraremos cómo hacer tomates secos al horno caseros, paso a paso.
Preparación de los tomates antes de ir al horno
Lavado y corte de los tomates
Comienza lavando los tomates bajo agua fría para eliminar cualquier suciedad o residuo. Luego, corta los tomates por la mitad a lo largo y retira el tallo. Si los tomates son muy grandes, puedes cortarlos en cuartos para que se sequen más rápido y de manera más uniforme.
Sacar las semillas y la pulpa de los tomates
Usando una cuchara, retira las semillas y la pulpa de los tomates. Esto ayudará a acelerar el proceso de secado y evitará que los tomates se vuelvan demasiado blandos. Puedes guardar las semillas y la pulpa para utilizarlas en otras recetas, como salsas o sopas.
Salar los tomates y dejar reposar
Coloca los tomates en un colador y espolvorea sal sobre ellos. La sal ayudará a extraer la humedad de los tomates, lo que facilitará el proceso de secado. Deja reposar los tomates durante al menos 30 minutos para que la sal haga efecto.
Cocinar los tomates a fuego bajo por varias horas para sacar la humedad
Colocar los tomates en una bandeja para horno
Una vez que los tomates hayan reposado, colócalos en una bandeja para horno forrada con papel de hornear. Asegúrate de dejar suficiente espacio entre los tomates para que se sequen de manera uniforme.
Cocinar a baja temperatura durante varias horas
Prende el horno a una temperatura baja, alrededor de 90°C (200°F). Coloca la bandeja con los tomates en el horno y déjalos cocinar lentamente durante varias horas. El tiempo de cocción puede variar dependiendo del tamaño de los tomates y de la humedad ambiente, pero generalmente tomará entre 4 y 6 horas.
Voltear los tomates de vez en cuando para asegurar un secado uniforme
Para asegurar un secado uniforme, es importante voltear los tomates de vez en cuando durante el proceso de cocción. Esto permitirá que se sequen de manera pareja por todos los lados. Utiliza unas pinzas o una espátula para voltear los tomates con cuidado.
Aplastar los tomates con una espátula para sacar los jugos
Retirar los tomates del horno y dejar enfriar
Una vez que los tomates estén secos y ligeramente arrugados, retíralos del horno y déjalos enfriar completamente. Esto permitirá que los tomates se endurezcan un poco más y sean más fáciles de manejar.
Aplastar los tomates con una espátula para extraer el exceso de jugo
Coloca los tomates enfriados en una tabla de cortar y aplástalos suavemente con una espátula o tenedor para extraer el exceso de jugo. No los aplastes demasiado, solo lo suficiente para eliminar el exceso de humedad.
Realizar el proceso de cocción y secado varias veces
Repetir el proceso de cocción y secado varias veces para obtener una textura más seca
Para obtener unos tomates secos más secos y concentrados, es recomendable repetir el proceso de cocción y secado varias veces. Esto ayudará a eliminar aún más la humedad de los tomates y a intensificar su sabor. Simplemente vuelve a colocar los tomates en el horno a baja temperatura durante unas horas y repite el proceso de voltearlos de vez en cuando.
Asegurarse de que los tomates estén completamente secos antes de continuar
Antes de guardar los tomates secos, asegúrate de que estén completamente secos al tacto. No deben quedar partes blandas o húmedas. Si es necesario, puedes dejarlos en el horno por más tiempo hasta que estén completamente secos.
Guardar los tomates secos en aceite de oliva
Colocar los tomates secos en un frasco esterilizado
Una vez que los tomates estén completamente secos, colócalos en un frasco de vidrio esterilizado. Asegúrate de que el frasco esté limpio y seco antes de agregar los tomates.
Cubrir los tomates con aceite de oliva
Vierte aceite de oliva sobre los tomates secos en el frasco, asegurándote de que estén completamente cubiertos. El aceite de oliva ayudará a preservar los tomates y a realzar su sabor.
Almacenar en un lugar fresco y oscuro
Una vez que los tomates secos estén en el frasco con aceite de oliva, ciérralo herméticamente y guárdalo en un lugar fresco y oscuro. Los tomates secos caseros pueden durar hasta varios meses si se almacenan adecuadamente.
Ideas para utilizar los tomates secos en tus recetas
Agregar a ensaladas y platos de pasta
Los tomates secos son un excelente complemento para ensaladas y platos de pasta. Puedes agregarlos a una ensalada verde para darle un toque de sabor y textura, o mezclarlos con pasta cocida y otros ingredientes como aceitunas y queso para crear una deliciosa pasta al pesto.
Usar como topping en pizzas y bruschettas
Los tomates secos también son ideales como topping para pizzas y bruschettas. Agrega unos trozos de tomates secos a tu pizza casera antes de hornearla, o colócalos sobre rebanadas de pan tostado con un poco de queso y hierbas frescas para hacer unas bruschettas deliciosas.
Incorporar en salsas y aderezos para dar sabor
Los tomates secos son un ingrediente clave para dar sabor a salsas y aderezos. Puedes picarlos finamente y agregarlos a una salsa de tomate casera para intensificar su sabor, o mezclarlos con aceite de oliva, ajo y hierbas para hacer un aderezo delicioso para ensaladas.
Conclusión
Hacer tomates secos al horno caseros es una forma sencilla y gratificante de disfrutar de este delicioso ingrediente. Siguiendo los pasos mencionados anteriormente, podrás obtener unos tomates secos con un sabor intenso y una textura perfecta. Recuerda guardarlos en aceite de oliva y utilizarlos en tus recetas favoritas para agregar un toque especial. ¡Disfruta de tus tomates secos caseros!