El queso mozzarella es uno de los quesos más populares y versátiles que existen. Su textura suave y elástica lo convierten en el ingrediente perfecto para pizzas, lasañas, ensaladas y muchos otros platos. Aunque puedes comprar mozzarella en el supermercado, hacerla en casa puede ser una experiencia gratificante y divertida. Además, te permite controlar los ingredientes y asegurarte de que esté fresca y de alta calidad. En este artículo, te mostraremos paso a paso cómo elaborar queso mozzarella en casa.
Calentando la leche
El primer paso para hacer queso mozzarella es calentar la leche. Necesitarás 4 litros de leche entera sin pasteurizar. Vierte la leche en una olla grande y caliéntala a fuego medio-alto hasta que alcance una temperatura entre 38º y 40ºC. Es importante utilizar un termómetro de cocina para asegurarte de que la leche no se caliente demasiado.
Añadiendo el yogur
Una vez que la leche haya alcanzado la temperatura adecuada, añade 1/4 de taza de yogur natural sin azúcar. El yogur actúa como cultivo de bacterias y ayuda a fermentar la leche. Remueve bien para asegurarte de que el yogur se mezcle por completo con la leche. Cubre la olla con una tapa y deja reposar durante 30 minutos a temperatura ambiente.
Agregando el cloruro cálcico
Después de que el yogur haya fermentado la leche, es el momento de agregar el cloruro cálcico. Este ingrediente ayuda a mejorar la coagulación de la leche y a obtener una mejor textura en el queso. Diluye 1/4 de cucharadita de cloruro cálcico en 1/4 de taza de agua y añádelo a la leche. Remueve suavemente para asegurarte de que se mezcle bien.
Diluyendo el cuajo
El siguiente paso es diluir el cuajo en agua libre de cloro. El cuajo es una enzima que ayuda a coagular la leche y a formar la cuajada. Sigue las instrucciones del fabricante para diluir la cantidad adecuada de cuajo en agua. Por lo general, necesitarás alrededor de 1/4 de cucharadita de cuajo diluido en 1/4 de taza de agua. Añade la mezcla de cuajo a la leche y remueve suavemente durante unos segundos.
Cortando la cuajada
Después de añadir el cuajo, cubre la olla con una tapa y déjala reposar durante 30-40 minutos a temperatura ambiente. Durante este tiempo, la leche se coagulará y formará una cuajada. Una vez que la cuajada esté lista, córtala en forma de cruz con un cuchillo afilado. Esto ayudará a liberar el suero y a formar trozos más pequeños de cuajada.
Removiendo la cuajada
Después de cortar la cuajada, remueve suavemente con una cuchara grande para separar los trozos de cuajada. El objetivo es obtener trozos del tamaño de avellanas. Continúa removiendo durante unos minutos hasta que la cuajada esté bien separada y los trozos sean uniformes.
Eliminando el suero
Una vez que la cuajada esté lista, es el momento de eliminar el suero. Utiliza una cuchara grande o una espumadera para sacar el suero de la superficie de la olla. Continúa removiendo suavemente la cuajada para asegurarte de que se elimine la mayor cantidad de suero posible. Este paso es importante para obtener una textura firme y elástica en el queso mozzarella.
Esperando que la cuajada esté lista
Después de eliminar el suero, cubre la olla con una tapa y deja reposar la cuajada durante 2-3 horas a temperatura ambiente. Durante este tiempo, la cuajada continuará liberando suero y se volverá más firme. Es importante no remover la cuajada durante este tiempo para permitir que se forme correctamente.
Haciendo pruebas de hilado
Una vez que la cuajada haya reposado lo suficiente, es el momento de hacer pruebas de hilado. Toma un trozo de cuajada y sumérgelo en agua caliente durante unos segundos. Luego, retíralo y estira suavemente. Si la cuajada se estira y forma hilos largos y elásticos, significa que está lista para ser moldeada en bolas de mozzarella. Si la cuajada se rompe fácilmente o no forma hilos, déjala reposar por un poco más de tiempo y vuelve a hacer la prueba.
Preparando el agua caliente y fría
Antes de formar las bolas de mozzarella, es importante preparar dos recipientes con agua: uno con agua caliente y otro con agua muy fría. El agua caliente ayudará a estirar la cuajada y el agua fría ayudará a enfriar y fijar la forma de las bolas.
Estirando la cuajada caliente
Para formar las bolas de mozzarella, toma un trozo de cuajada y sumérgelo en el agua caliente durante unos segundos. Luego, retíralo y estira suavemente con las manos. La cuajada debe estirarse fácilmente y formar una textura suave y elástica. Continúa estirando y doblando la cuajada hasta que no queden bultos y obtengas una textura uniforme.
Dando forma a las bolas
Una vez que la cuajada esté estirada, forma una bola con las manos. Aprieta suavemente para asegurarte de que la cuajada se mantenga unida. Repite este proceso con el resto de la cuajada hasta formar todas las bolas de mozzarella.
Sumergiendo las bolas en agua fría
Después de formar las bolas de mozzarella, sumérgelas en el agua fría durante 10-15 minutos. Esto ayudará a enfriar y fijar la forma de las bolas. Una vez que las bolas hayan pasado el tiempo suficiente en el agua fría, retíralas y colócalas en un plato o recipiente limpio.
Probando las bolas de mozzarella
Antes de disfrutar de tu queso mozzarella casero, es importante probar las bolas para asegurarte de que tengan la textura y el sabor adecuados. Corta una bola por la mitad y observa su interior. Debe tener una textura suave y elástica, y un sabor fresco y ligeramente salado. Si estás satisfecho con el resultado, puedes seguir adelante y utilizar el queso mozzarella en tus recetas favoritas.
Conservando las sobras
Si te sobran bolas de mozzarella, puedes conservarlas en líquido de gobierno. El líquido de gobierno es una solución salina que ayuda a mantener el queso fresco y evitar que se seque. Simplemente coloca las bolas de mozzarella en un recipiente hermético y cúbrelo con líquido de gobierno. Guárdalo en el refrigerador y consume el queso dentro de los 3-4 días siguientes.
Considerando el uso de ácido cítrico
Si no tienes acceso a yogur o prefieres evitar la fermentación tradicional, puedes utilizar ácido cítrico en lugar de yogur. El ácido cítrico ayuda a acidificar la leche y a coagularla. Para utilizar ácido cítrico, disuelve 1/4 de cucharadita de ácido cítrico en 1/4 de taza de agua y añádelo a la leche caliente. Continúa el proceso de elaboración de la misma manera que se describe anteriormente.
Explorando usos alternativos para el suero
El suero que se obtiene al hacer queso mozzarella en casa no debe desperdiciarse. Puedes utilizarlo en muchas recetas y aprovechar sus beneficios nutricionales. El suero es rico en proteínas y minerales, por lo que es ideal para añadir a batidos, sopas, salsas y panes. También puedes utilizarlo como sustituto del agua en la preparación de arroz o pasta para darles un sabor extra.
Disfrutando de tu queso mozzarella casero
Una vez que hayas terminado de hacer queso mozzarella en casa, es hora de disfrutarlo. Utilízalo en tus recetas favoritas, como pizzas, lasañas, ensaladas o simplemente cómelo solo con un poco de aceite de oliva y tomates frescos. El queso mozzarella casero tiene un sabor y una textura incomparables, y te hará sentir orgulloso de tu habilidad para hacer tu propio queso en casa.
Hacer queso mozzarella en casa puede ser una experiencia gratificante y divertida. Sigue los pasos descritos anteriormente y podrás disfrutar de un queso mozzarella fresco y delicioso en tus platos favoritos. No olvides probar las bolas de mozzarella antes de utilizarlas y aprovechar el suero en otras recetas. ¡Disfruta de tu queso mozzarella casero!